Rev. nuestrAmérica, 2023, n.o 22, publicación continua, e7608752

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Derechos de autor 2023: Milagros Elena Rodríguez

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Derechos de publicación: Milagros Elena Rodríguez

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Licencia: CC BY NC SA 4.0

Recibido: 4 de octubre de 2022

Aceptado:  30 de enero de 2023

Publicado: 8 de agosto de 2023


Políticas ecosóficas del docente venezolano emergente, insurrección transmetódica

Políticas ecosóficas do emergente professor venezuelano, insurreição transmetódica

Ecosophical policies of the emerging Venezuelan teacher, transmethodic insurrection

 

Milagros Elena Rodríguez

Doctora en Patrimonio Cultural. Doctora en Innovaciones Educativas

Postdoctorada en las nuevas tendencias y corrientes integradoras de pensamiento y sus concreciones. Postdoctorada en Educación Matemática, Pensamiento y Religaje en la Transmodernidad. Postdoctora en Ciencias de la Educación

Universidad de Oriente

Cumaná, Venezuela

melenamate@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0002-0311-1705

 


Resumen: La docencia venezolana se encuentra actualmente en emergencia, la urgencia del país la ha heredado de los diversos problemas sociales, económicos, políticos, sociales y de toda índole que han resultado en un éxodo en búsqueda de sobrevivencia: una emigración muy alta; aunada a la destrucción de diversas instituciones en sus plantas físicas a todos los niveles educativos. Con el transparadigma complejo se cumple con objetivo complejo de investigación analizar políticas ecosóficas del docente venezolano emergente como insurrección transmetódica. Lo hacemos desde los transmétodos, esta vez la hermenéutica comprensiva, ecosófica y diatópica, en sus momentos: analítico, empírico y propositivo. En el momento propositivo el sentipensar aparece en escena con la subjetividad que va haciendo hermeneusis de alto nivel cogitativo. Evidenciamos el docente venezolano con la alfabetización ecosófica, su naturaleza y urgencia.

Palabras clave: decolonialidad; complejidad; docencia.

 

Resumo: O ensino venezuelano está atualmente em situação de emergência, a urgência do país herdou-a dos vários problemas sociais, econômicos, políticos e sociais de todos os tipos que resultaram em um êxodo em busca de sobrevivência: uma emigração muito alta; juntamente com a destruição de várias instituições em suas plantas físicas em todos os níveis educacionais. Com o complexo transparadigma, cumpre-se o complexo objetivo de pesquisa de analisar as políticas ecosóficas do emergente professor venezuelano como uma insurreição transmetódica. Fazemos isso a partir dos transmétodos, desta vez a hermenêutica compreensiva, ecosófica e diatópica, em seus momentos: analítico, empírico e proposicional. No momento propositivo, o sentimento-pensamento aparece em cena com a subjetividade que vai fazendo uma hermeneuse de alto nível cogitativo. Mostramos o professor venezuelano com alfabetização ecosófica, sua natureza e urgência.

Palavras-chave: decolonialidade; complexidade; ensino.

 

Abstract: Venezuelan teaching is currently in an emergency, the urgency of the country has inherited it from the various social, economic, political, and social problems of all kinds that have resulted in an exodus in search of survival: a very high emigration; coupled with the destruction of various institutions in their physical plants at all educational levels. With the complex transparadigm, the complex objective of research is fulfilled to analyze ecosophical policies of the emerging Venezuelan teacher as a transmethodical insurrection. We do it from the transmethods, this time the comprehensive, ecosophical and diatopical hermeneutics, in its moments: analytical, empirical and propositional. In the propositive moment, the feeling-thinking appears on the scene with the subjectivity that is making hermeneusis of a high cogitative level. We show the Venezuelan teacher with ecosophical literacy, its nature and urgency.

Keywords: decoloniality; complexity; teaching.


 

 

Rizoma inicial analítico - empírico - transmetódico

En una reciente conferencia, en el año 2020 celebrando el aniversario de Orinoco, pensamiento y praxis, una revista pujante venezolana, del Estado Bolívar el más grande de mi bello país traje a memoria la respuesta a una pregunta que está muy en el tapete; bien sea para ratificar la belleza de mi región o para denigrarla; así respondí a: ¿Quién es Venezuela? Mi país es el más bello del mundo, la riqueza del patrimonio natural, desde el patrimonio histórico es digno de conocer en todos los autóctonos y ser declarado a promovido a del mundo entero. Su importancia ha sido encubierta, por ejemplo en la tribu Warao, que significa gente de las canoas, pueblo indígena situado en el Delta del Orinoco, uno de los ríos más importantes de América Latina y que en su mayor parte transcurre por Venezuela, la antigüedad de ellos en el Delta del Orinoco es difícil de establecer cabalmente, pero los últimos estudios, basados en piezas de cerámica, afirman que sus orígenes se remontan a 17 000 años antes de nuestro Señor Jesucristo. Con estos datos todo parece indicar que esta tribu, la Warao, es la más antigua del Delta y de Venezuela (Rodríguez 2020a).

Allí hay una riqueza inmensa digna de indagar y recrear en su patrimonio natural, y también cultural, como en cada Estado de Venezuela. De todo ello, debe estar impregnado el docente, a fin de ejercer acciones de salvaguarda y transmitirlo en los discentes: el turismo cultural, patrimonio cultural y natural, esa es en gran parte Venezuela, en la que muchos echaron raíces huyendo de la guerra y fueron acogidos con gran amor (Rodríguez 2020a).

Pese a esa realidad innegable la docencia venezolana se encuentra actualmente en emergencia, la urgencia del país la ha heredado los diversos problemas sociales, económicos, políticos y de todo índole que han resultado en un escape de las instituciones en búsqueda de sobrevivencia: un éxodo muy alto; aunado a la destrucción de diversas instituciones en sus plantas físicas a todos los niveles educativos, junto a la crisis económica de todos sus actores. En tiempos de crisis se devela que la educación venezolana en tiempos de pandemia está en un ¡yo solo sé que no sé nada! (Rodríguez y Lemus 2020a).

Se vive en Venezuela, ante “la indefensión a la que ha estado sometido el ser humano, en los brazos de una ciencia y de un desarrollo que declararon ser antropocéntricos, y terminaron siendo deshumanizantes” (Gil 2020, 109); aunado a las políticas educativas excluyentes, económicas sociales soslayadoras del ser humano, castrantes de las insuficiencias más fundamentales del ser humano; políticas enmascaradas de paliativos que anulan al ser, a su potencial; es una violencia epistémica que en época de pandemia se hace conmovedoramente inexpresable; la sobrevivencia deviene de la profunda fe en Jesucristo, nuestro salvador que nos da pujanza, intrepidez en medio de las dificultades (Rodríguez y Lemus 2020).

¿Cómo ha ocurrido el éxodo, la deserción de docentes? “el éxodo del docente universitario significa el desafío mayor que tienen las universidades venezolanas actualmente, ya que esto indica la negación del desarrollo científico-tecnológico mundial ocasionando un deterioro al pueblo venezolano irrecuperable en el tiempo” (Linarez y Linarez 2019, 152); muchos países disfrutan de la potencia de nuestros educadores, de sus aportes; mientras otros de estos deambulan en maltratos conocidos en muchas naciones.

Más aún, en plena crisis, la destrucción de los recintos universitarios, y de otros niveles educativos están destruidos como en la guerra, por ejemplo se ha denunciado como se han rasgado las vestiduras en la universidad de Oriente, República Bolivariana de Venezuela (Lemus, Velásquez y Rodríguez 2020). Ha ocurrido un epistemicidio, se han quemado sus bibliotecas en un desastre comparado con países en guerra. Y ha así que los pocos estudiantes que quedan inscritos ven sus clases en casa de familiares, iglesias y otros centros; ahora que se reanudan las clases presenciales. Son hechos graves ante la indiferencia de todas las autoridades, más aún las políticas falsas del estado venezolano.

La crisis permeada no indica que el docente no estuvo en crisis antes de estos hechos, si estuvo en una crisis colonial, unidisciplinaria con escazas transversalidades que permeaban todos los niveles educativos. Pues la docencia venezolana, pese a sus elevados niveles de calidad, numerosos postgrados y una educación reconocida en el Sur; no pudo deshacerse del ropaje eurocéntrico que la permeo y que tal vez no la empodero, en sus docentes, de la defensa de nuestra educación; personas pasivas donde la lucha los arropo a un nivel cero. 

En la presente indagación rizomática transmetódica, con el transparadigma complejo se cumple con el objetivo complejo de investigación analizar políticas ecosóficas del docente venezolano emergente como insurrección transmetódica. Lo hacemos desde los transmétodos, esta vez la hermenéutica comprensiva, ecosófica y diatópica (Rodríguez 2020b), en sus momentos: analítico, empírico y propositivo (Santos 2003). Clarificamos prontamente dicho transmétodo y como recorre la indagación en rizomas.

Justamente los transmétodos son una sublevación indisciplinar a los métodos de investigación (Rodríguez 2021a) y es que asistimos aseverando a lo largo de las investigaciones transmetódicas que “el nombre método trae la tara colonial siempre; pero el nombre investigación no siempre es colonial, trae su excepción” (Rodríguez 2021b, 6). Buscamos los saberes plurales para complejizarlos con los conocimientos impuestos, una vez deconstruidos, decolonizados como aportes esenciales que no podemos desmitificar de la docencia tradicional modernista-postmodernista-colonial.

La hermenéutica comprensiva, ecosófica y diatópica trata de una unión compleja, transdisciplinar y decolonial de la ecosofía y diatopía como contingencia de investigar fuera de los métodos tradicionales modernistas-postmodernistas-coloniales; de manera rizomática, esta esencia es fundamental en dicho transmétodo, ya vamos clarificando. Entendiéndose la ecosofía como la “recomposición de las prácticas sociales e individuales (…) tres rúbricas complementarias: la ecología social, la ecología mental y la ecología medioambiental, y bajo la égida ético-estética de una ecosofía” (Guattari 1996, 30).

Con la ecosofía estamos siendo complejos y abarcadores no solo de lo ambiental, sino de lo social y espiritual que no se separa; un arte de habitar en el planeta que busca la sabiduría, en la que se alude de acuerdo con Raimón Panikkar que entre la Tierra, el hombre y Dios hay una interacción material, personal y clara desde la composición de los que es el ser humano: cuerpo-mente-alma-espíritu-naturaleza “un mundo sin hombre no tiene sentido, un Dios sin criaturas dejaría de ser Dios, un hombre sin mundo no puede subsistir, y sin Dios, no sería verdaderamente hombre” (Panikkar 2005, 181). Regresamos a los antiguos pensadores en tal sentido: ¿Dónde se aloja la razón? En el alma y espíritu; por ello, “lo divino, humano y terrenal son magnitudes que constituyen lo real, es decir toda realidad en cuanto real” (Panikkar 2016, 330).

De la diatopía en dicho transmétodo sabemos que la modernidad se ha encargado de mostrar tal disyunción o divorcio, es decir de crear topois, mediante pensamientos abismales y acciones disyuntivas; dicho proyecto reduccionista ha diferenciado dicotómica enfrentadas como conjuntos disjuntos, en el lenguaje matemático universal: femenino - masculino, objeto- sujeto, sociedad-individuo, público-privado, científico-soterrado, aborígenes –no aborígenes, Dios-Ser humano, ser humano-naturaleza, ser humano-cosmos, ciencias naturales-ciencias sociales; son espacios o universos separados irreconciliables donde uno debe prevalecer en poder más que el otro; consideramos que regresando la natura de la vida estos tópoi son dignos de diálogos, y que sus personas que contienen el diferenciado puedan simbolizar un abrazo reconciliable de comunicabilidad, donde uno no existe sin el otro (Rodríguez 2020b).

La hermenéutica comprensiva ecosófica y diatópica conjuga con la identidad del investigador y su transparadigma complejo, la identidad sin duda contiene un sistema cultural que significa tradicionalidad y decolonialidad planetaria en la educación que conlleva al sentido de pertenencia (Rodríguez 2020b). Para su interpretación transmetódica pasamos por los tres momentos de Boaventura de Sousa: el analítico, empírico y propositivo (Santos 2003).

En los momentos analíticos y empíricos revisaremos autores de renombrada representación de las categorías que emergen en el objeto complejo de estudio: políticas ecosóficas del docente venezolano emergente como insurrección transmetódica y los contraponemos con las ideas de la autora, comenzamos con el presente rizoma y vamos en el rizoma siguiente develando la crisis de la docencia venezolana; junto a autores ecosóficos diatópicos y decoloniales planetarios.

En los momentos de la investigación, luego en los rizomas propositivos desprendidos de los autores vamos a políticas ecosóficas del docente venezolano emergente como insurrección transmetódica y sus conclusiones que son comienzos; entre ellos resultados de las líneas de investigación: transepistemologías de los conocimientos-saberes y transmetodologías transcomplejas y educación-transepistemologías transcomplejas. Queremos clarificar también que significan los rizomas en el planto transmetódico.

Será notorio que “el rizoma conecta cualquier punto con otro punto cualquiera, cada uno de sus rasgos no remite necesariamente a rasgos de la misma naturaleza” (Sicerone 2017 93), atiende a la máxima Moriniana que la unión de las partes es siempre más allá de ellas, pues ocurre la ecología de la acción que permea de retroactividades tal cual en un laboratorio cuando la mezcla de los químicos produce acciones que no son la de los químicos por separados. Es la comunicabilidad entre la diversidad sin ceder o dominancia a alguna superioridad o inferioridad sin preeminencia.

Además los rizomas están compaginados con la diatopía, e incluso cuando se trata de  topois, separabilidades inventadas por el pensamiento abismal de Occidente. Así, con la diatopía que conecta nuevamente la natura de la vida, volvemos a las diadas inseparables; pero que coexisten por sí mismas a la luz de los rasgos de su existencialidad: hombre-mujer, blanco-negro, Sur-Occidente, abstracción-concreción, conocimientos-saberes, entre tantos otros.

Desde las investigaciones rizomáticas con los transmétodos a la luz del sentipensar y subjetividades del investigador las líneas a construir son más fluidas puesto que la conectividad no está vedada entre categorías al decolonizarla y complejizarlas a la luz de la ecosófica, y la diatopía minimizando el pensamiento abismal que las separaba, se reconcilian en una conexión que no las desvanece sino que las pone a dialogar a la luz de la complejidad como manera de pensar; así se van tejiendo líneas que van creando mesetas enmarañadas de rizomas que se pueden seguir sin la opresión de la complacencia al paradigma que se creyó rey: la simplificación.

El rizoma como efigie de los procesos vitales, y en derivación también de los flujos de la creación artística, presenta una imagen del planeta en inquebrantable proceso de metamorfosis, del ser como devenir (Andrade 2015). Este proceso de metamorfosis clama por una re-civilización que es reforma de la docencia venezolana, así del docente de su humanidad, para conseguir incesantes puntos de desencuentros que vuelve a conseguir líneas conectivas, las investigaciones rizomáticas son profundamente conectivas como lo es la teoría de la complejidad. Se place de juntar, y no de separar.

Seguimos entramando la crisis de la docencia venezolana y la necesidad de un docente venezolano emergente en la insurrección transmetódica que llevamos en el discurso hermenéutico de alto nivel cogitativo.

La práctica política decolonial (…) sostiene que para lograr un diálogo realmente horizontal hay que luchar por una transformación global y por la deconstrucción de las estructuras coloniales de poder, solo así la reformación de los saberes, y la nueva pedagogía critica tendrán verdaderos efectos en la sociedad, así la teoría de la decolonialidad, se ejerce como un instrumento a la par de la globalización. (Lara 2015, 9)

Desde luego, la decolonialidad está más ligada a la historia colonial de América a partir del siglo XV (Mignolo 2017, 2) ¿Por qué la deconstrucción rizomática? ¿Qué significa en la investigación? Se trata de decolonizar la propia decolonización, de inmiscuirnos con lentes finos de alto nivel de aumento para develar los artefactos dominantes incrustados en los proyectos y accionares aparentemente decoloniales, o con escusas decoloniales; con ello no estamos diciendo que preferimos la colonialidad y la soslayación; no. Se trata de des-ligar y re-ligar la transmodernidad (Rodríguez 2019b) como proyecto decolonial para finar sus garras y pasar por el tamiz de la revisión profunda.

Reconociendo los propios errores y avatares podamos develar los instrumentos de autoritarismo que oprimen y al fin son sátiras, aquí si burlas a la historia gigante y las luchas honrosas de todos los pueblos por la liberación en todo sentido, así como la onto-epistemológica. La deconstrucción como transmétodo de análisis y como modo crítico y particular de pensar es libre al máximo, anti-dogmática, “no tiene ninguna transmetodología fija, su objetivo es debilitar el pensamiento filosófico occidental soslayador, destruir las concepciones colonizantes en todas sus formas y significados, así aparecer con la ironía como la capacidad de dudar en la indagación” (Rodríguez 2019a, 53).

En la indagación nos vamos con la deconstrucción a un acto creativo respaldado en la decisión, “donde también se reconstruye. Una reconstrucción esperanzadora que intercede en el discurso, lo derriba para levantar algo nuevo desde la perspectiva de totalidad, de completitud, de complejidad de su estructura y sus infinitas posibilidades de asociación” (Rodríguez 2019a, 54).

Propugnamos con la autora re-ligar ecosóficamente como urgencia transepistémica en la re-civilización de la humanidad (Rodríguez 2020a). Sí, la re-civilización a la que Edgar Morin clama en la que el mismo denomina edad de piedra en la crueldad inhumana del momento del planeta-tierra.

La denominación de rizoma por el entramado que no se desune en la indagación, en la que las raíces, hojas y tallos se entremezclan complejamente y denotan un constructo fuera de los estatutarios modernistas-postmodernistas-coloniales de estructuras tradicionales de investigar, y es importante ejemplificar como el sujeto investigador se libera con su sentipensar en la indagación aportando en primera persona, tal como la autora lo realiza acá.

La investigación tiene una insinuación circundante que describe; atiende a Deleuze y Guattari (1980) en que un rizoma se conecta con otro, es una anti-genealogía que rompe con las estructuras estáticas divisorias de presentar las investigaciones en las que las partes se dividen indisolublemente en un ir sin un venir. Acá la organización no responde a ningún modelo estructural o generativo.

Es así como, el rizoma no “empieza ni acaba, siempre está en el medio, entre las cosas, inter-ser, intermezzo (...) el árbol es filiación, pero el rizoma tiene como tejido (...) En esta conjunción hay fuerza suficiente para sacudir y desenraizar el verbo ser” (Deleuze y Guattari 1980, 20). La fuerza decolonial planetaria de la historia. Donde el sentipensar de la autorea y sus accionar en primera persona está en todo el discurso; fuera de las estatutarias maneras de investigar coloniales.

Seguimos la deconstrucción rizomática que ya hemos comenzados, lejos de la verdad y lo definitivo.

 

Rizoma analítico - empírico – crisis de la docencia venezolana

Queremos manifestar, como dolientes, victimas del proceso soslayante y agente de cambio que la antropolítica en Venezuela es un cuenco de mendigo, más aún en tiempos de pandemia 2020 (Rodríguez y Peleteiro, 2020). Pero, ¿qué es la antropolítica? la antropolítica se entiende “como estrategia emergente para enfrentar el desafío humano en la era planetaria” (Osorio 2011, 51). Todas estas posibilidades ecosóficas, antropolíticas y antropoéticas no tienen cabida en el paradigma modernista-postmodernista-colonial, que es el mismo que actualmente impera en el país; el reduccionismo donde el ser humano se reduce a producir y hacer y su condición humana es desconocida o renegada a segundo plano, no conviene para el eje opresor y globalizado las subjetividades del venezolano (Rodríguez y Peleteiro 2020).

Unida a ella, la antropoética supone la “decisión consciente y clara de asumir la humana condición individuo-sociedad-especie en la complejidad de nuestra era, de lograr la humanidad en nosotros mismos en nuestra conciencia personal y de asumir el destino humano en sus antinomias y su plenitud” (Morin 1999, 101). Lo que dice que desde la sabiduría como arte de habitar y salvaguardar nuestro país, el docente venezolano debe desarrollar una ecosofía que a incentivar a los discentes a transformar posiciones con respecto a los asuntos fundamentales de la vida, estimulándonos a tomar nuestras propias decisiones desde una concepción compleja, política y profunda de la realidad venezolana. Esto incluye posiciones ambientales, sociales y espirituales que no se desunen. Redefinir la docencia, la investigación, el ser humano ante las nuevas necesidades que nos apremian. Los docentes no pueden permanecer inertes ante tanta ignominia.

¿Cómo actuaria un docente ecosófico? ¿Qué esperamos de sus funciones en los discentes? El enseñar debe ser un arte de hacer investigación transdisciplinar crítica, decolonial, colaborando a producir conocimientos-saberes transdisciplinados sólidos, a partir de considerar los contextos y las vivencias que se producen en la ciudad, aquella Freiriana, profundamente educadora (Freire 1989); provocando una ecología de los saberes en los discentes; por ello, en una aula mente social-espíritu permanente, el espacio intersubjetivo de aprendizaje, el arte de aprender matemática con la vida debe ser suscitado por el docente; averiguando la experiencia de sus estudiantes, averiguando en su cultura, en su cotidianidad y desde lo concreto formalizar lo abstracto en el aprendizaje (Rodríguez 2021b).

Por ello, el aula mente social–espíritu que salvaguarda la máxima de los pensadores antiguos de que la razón no solo se aloja en la mente sino también en el espíritu. Donde se inspiran procesos metacognitivos de alto nivel; pero para ello debe conformarse un docente con una conciencia planetaria de su función sobre todo en las adversidades del país que esté por encima de ello; y que al mismo tiempo sea promotor del reclamo de sus derechos tantas veces vilipendiados; se trata de “la búsqueda de conciencia para sí y para los otros (…) que se profundicen aún más las necesidades de identidad tanto individual como planetaria, para saber vivir y convivir juntos en una sola biosfera” (Molano 2012, 7).

Para la conformación de dicha conciencia planetaria es importante atender a la complejidad de la vida, del conocer, de la Tierra como patria, se trata de la ética de la comprensión humana, la antropoética, que es la toma de consciencia que se necesita en la investigación y en la formación de educadores por encima de la mercantilización, la responsabilidad social compleja del docente como ciudadano planetario (Morin 2011), sobre la ciudadanía planetaria, dejar clara la necesidad de implementar el diálogo entre saberes y cultura como base de una política de solidaridad (Morin 2011), para que los ciudadanos de Venezuela aprendan a ser y actuar como un organismo vivo que se acopla en un constructo complejo y activo, un sujeto auto-eco-organizado, y que fortalecido en la solidaridad pueda llegar a la hermandad desde la conformación de un ser verdaderamente humano (Rodríguez 2019a). Estamos hablando de conformar el ciudadano planetario como urgente constructo complejo-ecosófico en la Tierra–Patria (Rodríguez 2021c).

Para ello, es urgente en los docentes venezolanos y las políticas educativas y de estado vayan a “la regeneración moral que necesita la integración, en nuestra propia conciencia y personalidad, de los preceptos de la autoética, a fin de reactivar nuestras potencialidades altruistas y comunitarias” (Morin 2006, 194). No se trata de revisar lo comunitario como visita al panteón una vez a la semana o en desarrollo de servicios comunitarios en estudiantes antes de graduarse en las universidades venezolanas, o la búsqueda de saberes mal denominados otros; no, es una conjunción conocimientos-saberes que nos dignifiquen como conocedores y portadores de una identidad que nos haga participe y promotores de nuestro inmenso país. Que no permitamos su poda, su ruina y desasosiego en un país con tanta riqueza natural, de la que es insólita la ignominia, si la ofensa publica a nuestra educación y la ruina de sus empresas; en nombre de una liberación disfrazada de decolonial. El facilismo y paliativo debe ser execrado a favor de una formación sólida, que reconstruya las impositivas ciencias y con lo mejor de ellas complejizar el conocer.

Liberación con exclusión es un cuenco de mendigo, un disfraz, paliativos en medio de la ignominia es llegar a la ignorancia; no; por el contrario debemos conseguir el resplandecer de reconocer lo nuestro, educar en nuestra compleja cultura desde nuestras instituciones venezolanas, en todos los niveles, formar parte del patrimonio nacional, patrimonios emergentes ejemplos de liberadores de cinco naciones; el ser humano más importante de este lado del Sur; Simón Bolívar lo decía que “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” (Blanco 2010, 71). Y ciego ante el adoctrinamiento.

Si así como el médico venezolano Jesús Alfonso Osuna Ceballos de la Facultad de Medicina Universidad de Los Andes se pregunta: ¿Cuál es el límite? Nosotros los docentes nos preguntamos: ¿cuál es el límite para comenzar la metamorfosis de la docencia venezolana? Y afirma dicho investigador

¡Hasta dónde hemos llegado! ¿Cuál será el límite? Ellos, ausentes. Nuestro país convertido en metáfora. No les importa cuanta la ignominia de que somos objeto, pues nuestras diarias realidades han sido convertidas en ficción. No existe en nuestra historia registro de tal grado de indolencia, de tanta insensibilidad como la que exhiben quienes hoy mal ejercen funciones de gobierno. (Osuna 2016, 56)

Se trata de promover y concientizar el re-ligaje del docente universitario venezolano en el proyecto transmoderno (Rodríguez y Lemus 2020b), como liberación e insurrección desde la trinchera de la educación; no incitamos a golpes de estados ni invasiones, menos bloqueos de países colonizadores; somos respetuosos del derecho de estado; se trata de que el re-ligaje profundo de nuestro país, del hacer y esto “aparece como un desafío de orden: epistémico, ético, político y humano” (Rodríguez 2019b, 13); todo un desafío complejo que nos levante del letargo de la ruina en todo sentido, se trata de una reforma del pensamiento atolondrado en la ruina mental; en la desconfianza, el conformismo. Por ello,

La universidad venezolana debe estudiar la forma idónea imperiosa de educar a jóvenes que vienen de familias descompuestas social y psíquicamente, que se dedican a delinquir, el rol social del docente tradicional no le ayuda a esta loable tarea. Construir y re-construir a Venezuela un país digno no será posible bajo el viejo esquema de hacer ciencia, educación, medicina, ingeniería, entre otros; sin atender a la con-formación del ciudadano que debe emergen en ese re-ligar. (Rodríguez y Lemus 2020b)

¿Qué debe atender los docentes venezolanos: revolución o metamorfosis?

Más rica que la idea de revolución, conserva su radicalidad transformadora, pero la vincula con la conservación (de la vida, de la herencia de las culturas). Para tender hacía la metamorfosis, ¿cómo cambiar de vía? Aunque sí parece posible corregir algunos de sus males, es imposible frenar la marejada tecno-científico económico-civilizacional que conduce el planeta a los desastres. (Morin 2010, 2)

Sin duda, debemos pasar como docentes por la metamorfosis; arrancarnos las plumas y uñas como las águilas para reformar la educación con fuerzas nuevas, liberadoras y conscientes del gran país al que no debemos perder la fe en la tempestad a la que asistimos; e ir a la defensa de la calidad educativa que tuvimos descolonizándola.

Debemos decolonizar las mentes, soñar, hacer sentir y pensar enclaustrados en la psique y pasividad que tilda de demagogia. ¿Qué significa decolonizar la praxis del docente venezolano? “debemos desoccidentalizar las ciencias de la educación y develar la doctrinalidad de la educación y la formación, el proceso que oculta la pedagogía en su propuesta de la noción de formación” (Ortiz, Arias y Pedrozo 2018, 1).

Doctrinalidad que se acentuó en las nuevas políticas de estado cambiadas a otro amos que se sirve, que se defiende; cambiamos del servicio a los colonizadores tradicionales incluyendo al Norte a los propios hermanos que nos soslayan para sus propios proyectos jamás liberadores de los primeros. Cuidar la decolonialidad como planetaria su significancia, desmotar el discurso eurocéntrico en la docencia, investigación, gestión universitaria, currículos; entre otros; para ello, “la transdisciplinariedad decolonial tiene primacía epistemológica, ética y política sobre la disciplina y el método” (Maldonado-Torres 2015, 5); no se trata de que los métodos sean barridos, se trata de complejizarlos a la luz de la conjunción de las disciplinas e ir conectando entre cada uno de sus saberes-conocimientos a la luz de los rizomas.

Así, desde los niveles de realidad de la transdisciplinariedad que son “un conjunto de sistemas invariantes a la acción de un número de leyes generales” (Nicolescu 1998, 18) se va complejizando el conocer. El conocimiento complementario de los niveles de realidad es dinámico y va fuera de las ciencias a buscar lo ocultado y desvalorizado; por ello debemos de cuidar que la transdisciplinariedad que promovemos sea decolonial.

Es urgente decolonizar lo incrustado en las mentes a la hora de enseñar complejizar nuestro reduccionismo, ejemplificar nuestras teorías, concretar nuestras abstracciones, llenar de pertenencias las construcciones, recordar las palabras del gran complejo que clama por la recivilización, la planetarización y reconciliación con la Tierra como patria.

Seguimos entramando la investigación en una reconstrucción acalorada a luz de lo develado de las taras como sátiras en la decolonialidad.

Necesitamos civilizar nuestras teorías, o sea una nueva generación de teorías abiertas, racionales, críticas, reflexivas, autocríticas, aptas para auto-reformarnos. Necesitamos encontrar los meta-puntos de vista sobre la noósfera, los cuales no pueden suceder más que con la ayuda de ideas complejas, en cooperación con nuestras mismas mentes buscando los meta-puntos de vista para auto-observarnos y concebirnos. Necesitamos que se cristalice y se radique un paradigma que permita el conocimiento complejo. (Morin 1999, 21)

Toda esa necesaria urgencia se vino postergando a lo largo de la historia en la docencia venezolana, se postergo la complejización, la transdisciplinariedad, se lleno de parcelas de autoritarismo las universidades; y eso nos hizo no estar formado para responder a las contingencias que ahora nos arropa en el país. No sabemos cómo responder, nos sentimos acorralados ante la ignominia que nos destruye nuestros recintos de estudio, pero también nuestros decentes niveles de vida, la aspiración por un seguro social, jubilación; entre otros que merecemos en nuestra condición humana. Pero tampoco respondemos ante la creación de muchas universidades llenas de cantidad donde la calidad adolece; el adoctrinamiento es el rey. Hoy pagamos no haber sabido defender y salvaguardar nuestra educación y bello país; por eso bien vale la pena volver a preguntarnos: ¿Cuál es el límite?

Formarse ecosóficamente es ir a la complejidad del ser humano, docente complejo que atiende su propia condición humana que será portador e ira en la búsqueda en sus discentes, tomando en cuenta que “el hombre no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza” (Martí 1975, 26). Por ello indaguemos, ¿con qué fin existe la naturaleza?, ¿cómo somos naturaleza en un país donde se mutila esa esencia? (Emerson 2017, 2). Volver a la vida venezolana, a su decolonialidad es respetar nuestra esencia naturaleza.

Sin duda hace falta en el docente venezolano la alfabetización ecosófica, su naturaleza y su método (Conde 2011), donde el método no es el reduccionista que conocemos; sino más allá de ellos como transmétodos que son complejos y transdisciplinares, rizomáticos donde “la alfabetización ecosófica promueve una relación sabia del ser humano con su mundo subjetivo, social y medioambiental, a través de procesos in‐tensionales y sistemáticos de educación en los ámbitos escolar y comunitario” (Conde 2011, 1).

Volver a la naturaleza de la vida, los docentes venezolanos de vuelta a las tres ecologías: aspectos ecosóficos de la crisis ecológica global (Díez 2020); se trata de una “praxis ética (su énfasis está en las interacciones entre sujetos, grupos-sujetos y la producción de subjetividad) y estética (su apuesta está en las mutaciones engendradas a partir de la creación de nuevas cartografías analíticas y nuevos territorios existenciales)” (Díez 2020, 248). Docentes ecosóficos, complejos, libertarios de la conciencia del ser humano, ejemplos de la utopía en la praxis Freiriana, la constate búsqueda de la ecosofía andina como un paradigma alternativo de convivencia cósmica y de vivir bien (Estermann 2013).

Es de concientizarnos que “la ecosofía plantea la oportunidad de evolucionar las prácticas de vida que se tienen, evolucionar en paradigmas, en creencias; por tanto, es la ecosofía la que soporta a la innovación educativa que el Siglo XXI merece” (García y Hernández 2014, 7). Se trata de explorar lo mejor de nosotros, salir del mutismo, del silencio que nos adormece; e ir a des-ligarnos y re-ligarnos a la luz de “los intelectuales deben aceptarse como intelectuales de retaguardia, estar atentos a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos comunes y teorizar a partir de ellas” (Santos 2020, 42); es una aspiración que compromete a los docentes venezolanos como intelectuales formadores de los profesionales del futuro.

Sin duda, y ahora lo evidenciamos en época de pandemia que la alfabetización tecnológica resulta en medio de la crisis un asunto por atender, no con paliativos que no han dado resultado en el país, un requerimiento necesario para que todos y todas estén en la posibilidad de responder a estas nuevas formas de educarse y responder a los requerimientos de con-formación del sujeto (Rodríguez y Lemus 2020a). De todo ello es el reto del venezolano de hoy emerger o morir.

Finalmente, en estos rizomas en formación es menester atender la educación intercultural venezolana, que está reglamentada pero que su práctica está muy distante de la atención seria a la urgencia.  No podemos estar de espalda a que la afrodescendencia en Venezuela, que está entre el reconocimiento legal y la negligencia política-social (Pineda 2019). Tal realidad se ha ahondado con la crisis política, social, educativa y económica que atraviesa el país; se han debilitado la pauperización de las circunstancias de vida,

Incrementado los índices de pobreza, la precarización del empleo y el salario, los índices de subalimentación, el embarazo no deseado y adolescente, el aumento de la criminalización y la violencia de los cuerpos de seguridad, entre otros indicadores que afectan con mayor fuerza a la población afrodescendiente históricamente discriminada, vulnerada, empobrecida, invisibilizada y criminalizada por su herencia y pertenencia étnica. (Pineda 2019, 188)

He allí una gran responsabilidad de todos, que debemos atender con critica profunda, no dejándonos engañar con las noticias de paliativos que han hecho mucho daño al país. Nos sabemos inconclusa la crisis de la docencia venezolana, la de sus docentes y sin duda la de su país. Pero seguimos entramando en el discurso a la luz de la sabiduría de Dios que nos permea con profunda fe en el en el nombre de Jesucristo; tenemos un gran potencial para emerger de la crisis y mostrar nuestra valía libertadora. En lo que sigue vamos a los momentos propositivos desprendidos de los autores, momentos del transmétodo.

 

Rizoma propositivo políticas ecosóficas del docente venezolano emergente como insurrección transmetódica

El docente venezolano debe poder sabiamente conformar grupos de investigación a la altura de las problemáticas del país, avivados por unos pocos que están resistiendo en época difícil y de gran crisis; para ello debe comprender que ecosófica y diatópicamente debemos conformar la unión liberadora, decolonial y patriota de nuestros discentes; capaces en las universidades de aportar salidas a las problemáticas. Inquebrantables de acuerdo a nuestra constitución de respeto a los derechos y conformación de ciudadanos venezolanos con identidad patria que renace de las cenizas de este gran ataque en todo sentido.

Para ello, complejizar nuestra identidad compleja: naturaleza-social-espiritual-Dios es urgente. Hemos estado permeados de una tradicionalidad, colonialidad que nos ha escondido nuestras defensas y gran amor por nuestro país; si nos preguntamos cómo llegamos pasivamente a la crisis hoy debemos decir sin tapujos que hemos estado colonizados amarrados a la soslayación en la tradicionalidad y que en el momento de la crisis agudizada donde la población esperaba que por ejemplo las universidades estuvieran por encima de la crisis y devolvieran con hechos sus lemas: del pueblo venimos y al pueblo vamos; la casa más alta, la casa que vence las sombras; entre otros lemas que nos identifican; lo que ha ocurrido es la huida y no ha tenido defensa la educación venezolana.

Sin duda, pese a la sólida formación en competencias, en ciencias y demás conocimientos eurocéntricos de los que estábamos formados jamás estuvimos formados de pertinencia de identidad de nuestros libertadores, del gran país que tenemos. Y muchos en su huida han añorado el gran país que es capaz de acoger sin distinción en las contingencias ajenas, que hicimos nuestras; ahora en muchos casos como contracara no ha ocurrido igual. Y son muchas las penurias que un gran docente ha pasado navegando en otras aguas donde ha sido violado, vejado y en muchas maneras ha sido abuzada su condición humana. Con grandes excepciones desde luego.

Cuando hablamos de hacer emerger un docente venezolano ecosófico no nos quedamos corto, limitados en lo que ello significa a la luz de la sabiduría que Dios nos dio en la naturaleza de la que somos partes y de la que Raimón Panikkar y Edgar Morin nos han legado en cada una de sus obras. Volver a comenzar desde la decolonialidad en un des-ligaje y re-ligaje es urgente. No podemos permitir que se instaure en el país la ignominia como hechos de costumbre como si fuera un destino merecido y aceptado; de una cantidad sacrificando la calidad en las nuevas conformaciones de profesionales adoctrinados al sistema colonial de turno.

Para ello, formación sólida, argumentación ejemplar, respeto al derecho de estado; la conciencia planetaria de la que estamos hechos: la atención a develar la colonialidad tradicional que nos impusieron con dominios del Norte que nos imponen con amenazas de invasión y bloqueos; pero también el nuevo instrumento de colonialidad que el sistema de estado nos impone en nombre de la liberación. Los docentes venezolanos debemos emergen fuera de los males de la psique de comparar entre dos males y preferir el menor. No debemos reconocer nuestra formación colonial de siempre que nos veló nuestro entendimiento para defender la educación venezolana a la luz del des-ligaje de nuestros propios protagonistas.

Cuando hablaba en un comienzo de la grandeza de nuestro país, de su potencia natural; entre tantos otros de su valía libertadora debemos preguntarnos: ¿Cómo estamos conformando nuestros discentes en los niveles iniciales? ¿Los estamos llenando en sus mentes de la grandeza venezolana; o lo estamos llenando de adoctrinamientos? Sin nos preguntamos por los grandes de la educación liberadora del mundo como: Paulo Freire, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda, Nelson Mandela, Frantz Fanon vemos que en todos ellos su lucha no fue en las aulas pulcras vestidas de condiciones maravillosas para liberar; no su lucha fue en la gran crisis que sus países padecían. Ahora, ¿de qué estamos conformados los docentes venezolanos? Si conocemos nuestras debilidades, nuestros máximos defectos coloniales y colonizadores, ¿porque no emergemos con la valía merecida al momento histórico a re-ligarnos a esencias complejas que de una vez colabores en la liberación de la educación castradora?

Vuelvo y digo para los que usan mis palabras y sentipensar para atiborrar en llamados de golpes de estado de invasión les afirmo: no. Hablo de luchas de valentías en el aula mente-social-espíritu, de promoción liberadora de los saberes-conocimientos a la luz de la valía de nuestro país; hablo de aprovechar la crisis para emergen y des-ligarnos de la crisis que llevamos en nuestra mente: la colonialidad en todo sentido. Hablo del dicho venezolano del argot popular: pescar en río revuelto. Si la crisis venezolana ha mostrado la crisis de nuestra escaza formación debemos aprovechar para des-ligarnos de ella y confórmanos como ciudadanos planetarios docentes en la reforma del pensamiento.

Y este es un llamado a los nuevos docentes que ocupan cargos en nuevas universidades a emergen con nuestro bello país, a saber, que significa política verdaderamente: el servicio al otro sin soslayar, sin adoctrinamiento; más que la defensa de nuestro país, planeta, vida; en la liberación ontoepistemológica de las mentes, de su formación. Hablo desde mi dolor por el país y los discentes a los que he aprendido a amar desde mis aulas de trincheras de ideas deconstruyendo primeramente mi propia formación de matemático impositivo para ir a ejercicios de líneas de investigación liberadora que recorren el mundo con sus resultados.

No hablo en nombre de supuestos partidos políticos u oposiciones al estado que piden invasiones; no hablo en la batalla de las ideas, de la formación, hablo en nombre de la liberación de las mentes en todo sentido; hablo de liberar nuestros propios pensamientos hacia el emerge ecosófico de los docentes defensores de un país hermoso que espera ser salvaguardado. Hablo de las luchas iniciales por aprender la ciencia más bella de la historia. La matemática y el aprender que si se puede; pero también hablo de las luchas en las universidades por conseguir recursos para educar al más desprotegido que luego su sonrisa y acto de grado y superación es nuestro mejor premio. Pero también les hablo, en mi sentipensar, acto que el transmétodo me permite fuera de los métodos tradicionales de investigar; les hablo que estos nos hicieron mucho daño en nuestra pasiva conformación y falta de patriotismo por nuestra bella nación.

En tiempos donde escasea la solidaridad, el amor, la valía humana, en tiempos mundiales de la globalidad de las riquezas en manos de unos pocos; teniendo un país aunque mutilado, aún con grandes riquezas nuestro re-ligar a formación decolonial planetaria nos puede llevar a ser ejemplos de vida, de salvaguarda al planeta entero; ese emerger es urgente, esa ecosofía que nos conforme fuera de nuestros propios egoísmos, a no pagar mal con mal como las Sagradas Escrituras nos dictaminan, a ser dignos docentes ejemplares delante de quienes nos vejaron.

La decolonialidad planetaria que nos incita ser mejores seres humanos; si porque debemos saber apreciados docentes, futuros docentes, que no se puede ser un buen docente con un corazón atiborrado de rencor, con un país dividido, con los desprotegidos odiando a los que ganábamos más en trabajos honorables, luego de habernos conformados en universidades que tanto nos costó salir de la pobreza económica para emerger en las mentes con posiciones aunque coloniales más elevadas. Debemos emerger lo repito con el corazón lleno de amor por un accionar ejemplar en nuestra bella Venezuela, exigir y exigir, dar, conformar, comprender, deconstruir, amar, son acciones que no deben seguir escaseando en mi país. En un sálvese quien pueda, con argot del venezolano, en ese pensar nos ahogamos todos. Nadie salva desde el egoísmo, ni siquiera así mismo.

Debemos definir qué significa un docente decolonial planetario, significa ante todo decolonizar la propia formación, es decir des-ligarse del conocimiento eurocéntrico, donde la valía le impide ver los demás saberes. Pero, tampoco significa dar un barrido a la ciencia, a los conocer y civilizaciones. Significa aprender a conocer desde nuestros saberes soterrados y ocultados y desde allí aprender a valorar los de las demás civilizaciones sin exclusiones sin desmitificarlos. Para aprender por ejemplo a enseñar matemática ejemplarmente, hace falta liberar nuestros aportes etnomatemático, lo que no significa a desvirtuar los saberes de las civilizaciones que nos han enseñado, pero si su imposición como los únicos válidos.

Pero el docente debe entonces dar un viraje a la manera impositiva como investiga con métodos modernistas-postmodernistas-coloniales, debe decolonizarlos a la luz de la complejidad y transdisciplinariedad para permearse transversalmente de saberes ocultados por su valía inmensa. En ese sentido debe innovar, aperturarse y hacer un des-ligaje fuerte para re-ligar a conocer fueras del paradigma que se creyó rey. Que les enseño que lo valioso era lo que venía de otras regiones, que nosotros no teníamos aportes esenciales de que conformarnos. Debemos entender que la verdad solo está en las Sagradas Escrituras, que nosotros construimos rizomas de conocer que se van anidando, deconstruyendo, desvirtuando con el emergen de conexiones nuevas que debemos apertura a nuestros discentes.

 

Rizoma propositivo conclusivo, el docente venezolano en construcción en la línea de investigación

Hemos analizado políticas ecosóficas del docente venezolano emergente como insurrección transmetódica. Lo realizamos con el transmétodo rizomático la hermenéutica comprensiva, ecosófica y diatópica en sus momentos: analítico, empírico y propositivo. Nos declaramos insuficiente, aun cumpliendo la meta. Pues los rizomas se reconstruyen día a día, en transmétodos inclusivos y abiertos a las nuevas conformaciones que se vienen anidando al calor de la crisis del docente venezolano.

Como pueden ver hay un grito de dolor, la angustia ha sido plasmado; la autora como sujeto de hechos con su sentipensar ha expresado sus aportes al objeto complejo de estudio. El docente emergente con la crisis debe ser un docente renovado, decolonizado, no debe seguir postergando dicha urgencia; para ello no debe ceder su liberación a exclusión alguna; lo único que debe excluir de su conformación son los proyectos adoctrinados y soslayantes que le hacen ceder a su deber de salvaguardar su bello país.

Esta es una indagación transmetódica con sentido político, más bien antropolítico, y antropoético al servicio del discente y de su sólida formación liberadora llena de identidad y pertinencia venezolana, pero también de la patria Tierra como cobijo; llena de la sabiduría que nos da Dios en la naturaleza, creación suya que nos emite como liberación y no como religión opresora usada como opresión en el mundo entero. La ecosofía se llena de excelsitud diatópica en el encuentro de los topois separados en nuestro propio país en un pensamiento abismal: aborígenes-no aborígenes, ciencias-saberes, abstractos-concretos, subjetivos-objetivos, entre tantos que se conjunciona en su verdadera natura de existencia no separados jamás.

Los docentes venezolanos tienen una gran responsabilidad en la crisis venezolana, si parece cuesta arriba pues somos víctimas del proceso; pero debemos ser agentes de cambios, debemos llenarnos de esa sabiduría. A nivel del planeta se espera que al igual que por la educación se transmitió gran parte de la dominación y las acciones inhumanas ahora en contraposición se promueva la: liberación, solidaridad, amor, entre otras excelsitudes de las que somos responsables.

A mi Dios amado, en el nombre de Jesucristo debo todo cuanto hago, soy y existo a ÉL dedico todo mi amor y sé que en su segundo mandamiento debo amar a mi prójimo como a mí misma. Y Él dijo: “antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lucas 11:28). Maravilloso Dios gracias por el sacrificio de tu amor.

 

 

 

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Biodata

Milagros Elena Rodriguez: cristiana, venezolana. Doctora en Innovaciones Educativas. Doctora en Patrimonio Cultural. Postdoctorada en las nuevas tendencias y corrientes integradoras de pensamiento y sus concreciones. Postdoctorada en Educación Matemática, Pensamiento y Religaje en la Transmodernidad. Postdoctorada en Ciencias de la Educación. Magister Scientiaurum en Matemáticas. Licenciada en Matemática. Docente Investigadora titular a dedicación exclusiva de la Universidad de Oriente, Departamento de Matemáticas. Tutor externo en Multidiversidad Mundo Real Edgar Morín, México. Miembro del Instituto Científico Francisco de Miranda, Budapest, Hungría. Más de 250 investigaciones publicaciones en revistas científicas arbitradas, nacionales e internacionales indexadas de alto impacto. Más de 30 libros y capítulos publicados. Árbitro y miembro editorial de revistas nacionales e internacionales, tallerista. Editora invitada. Conferencista e innovadora internacional. Homenajeada en Entretextos 16, n.o 30 (2022). Líneas de investigación: 1) educación-transepistemologías transcomplejas, 2) economía-administración-gestión- y finanzas transcomplejas, 3) análisis de regresión y variables Dummy, 4) matemática-cotidianidad-y pedagogía integral, 5)transdidáctica transdisciplinaria de las ciencias y desarrollo complejo, 6) Educación Patrimonial Transcompleja, 7) Educación Matemática Decolonial Transcompleja, 8) transepistemologías de los conocimientos-saberes y transmetodologías transcomplejas, 9) Paulo Freire: el andariego de la utopía en las transmetodologías, 10) Decolonialidad planetaria-complejidad en re-ligaje.

 

 

 

Revista nuestrAmérica, ISSN 0719-3092, editada en la ciudad de Concepción, Chile. Ediciones nuestrAmérica. Correo contacto@revistanuestramerica.cl