Juventudes  y educación secundaria en contexto de pandemia

Juventudes e ensino médio em contexto de pandemia

Youths and secondary education in the context of a pandemic

 

María Laura Medina

Profesora en Filosofía. Especialista en Género y Sexualidades.

Docente Investigadora Departamento de Ciencias de la Educación. Universidad Nacional del Sur

Maestranda en Educación por la Universidad Nacional de Quilmes

malaumedina@hotmail.com

 

 


Resumen: Este avance presenta una síntesis de una investigación que busca conocer quiénes son lxs jóvenes con lxs que interactuamos en la escuela, en este sentido entablamos un diálogo con la categoría de «condición juvenil». La metodología de la investigación fue participativa vinculada a situaciones presentes en la cotidianeidad de escuelas públicas de Argentina. Trabajamos a partir de experiencias realizadas en una escuela secundaria de la ciudad de Bahía Blanca. Las experiencias son realizadas en un espacio áulico de sexto año a lo largo del 2021. Descubrimos que las formas de interacción de las juventudes son diversas y que, respecto de los modos de accesibilidad o no, las diferencias las hemos encontrado más expuestas a partir de los contextos que nos ha impuesto la pandemia. Lxs jóvenes de clases sociales más vulnerables no han tenido la continuidad pedagógica del mismo modo que quienes podían acceder a internet y con un dispositivo personal. Estas experiencias nos interpelan como docentes en nuestro rol y especialmente en la mirada con la que construimos un vínculo con lxs jóvenes, intentando conocerlxs desde sus singularidades y respetando sus modos de constituirse como sujetxs.  

Palabras clave: juventudes; conectividad; cultura escolar

 

Resumo: Esse avanço apresenta uma síntese de uma investigação que busca saber quem são os jovens com quem interagimos na escola, nesse sentido estabelecemos um diálogo com a categoria de “condição juvenil”. A metodologia da pesquisa foi participativa, vinculada a situações presentes no cotidiano das escolas públicas da Argentina. Trabalhamos a partir de experiências realizadas em uma escola secundária da cidade de Bahía Blanca. As vivências são realizadas em um espaço de sala de aula do sexto ano ao longo de 2021. Descobrimos que as formas de interação dos jovens são diversas e que, quanto aos modos de acessibilidade ou não, as diferenças foram encontradas mais expostas a partir dos contextos que os jovens pandemia nos impôs. Os jovens das classes sociais mais vulneráveis não tiveram continuidade educacional da mesma forma que aqueles que podiam acessar a internet e com um dispositivo pessoal. Essas experiências nos desafiam como professores em nosso papel e principalmente na forma como construímos vínculo com os jovens, procurando conhecê-los a partir de suas singularidades e respeitando suas formas de constituir-se como sujeitos.

Palavras-chave: juventudes; conectividade; cultura escolar.

 

Abstract: This advance presents a synthesis of an investigation that seeks to know who are the young people with whom we interact at school, in this sense we establish a dialogue with the category of "juvenile condition". The research methodology was participatory, linked to situations present in the daily life of public schools in Argentina. We work from experiences carried out in a secondary school in the city of Bahía Blanca. The experiences are carried out in a sixth-year classroom space throughout 2021. We discovered that the forms of interaction of the youth are diverse and that, regarding the modes of accessibility or not, the differences have been found to be more exposed from the contexts that the pandemic has imposed on us. Young people from the most vulnerable social classes have not had educational continuity in the same way as those who could access the internet and with a personal device. These experiences challenge us as teachers in our role and especially in the way we build a bond with young people, trying to get to know them from their singularities and respecting their ways of constituting themselves as subjects.

Key words: youths; connectivity; school culture.

 

 


Fecha de recepción: 3 de marzo de 2022.

Fecha de aceptación: 20 de mayo de 2022.

Fecha de publicación: 23 de mayo de 2022.


 

 

 

Introducción

Muchas veces, como agentes de una comunidad educativa, en este caso docentes, damos por sentado que por el hecho de compartir algunas situaciones o momentos con lxs jóvenes conocemos sus códigos, sus intereses y posicionamientos y en algunos casos nos aventuramos como adultxs a realizar sentencias del tipo «nos les gusta nada», «solo hacen...», «están todo el día...» etc., pero ¿quiénes son estxs jóvenes?

Las escuelas, como lugar de encuentro de lxs jóvenes, han perdido su lugar de privilegio, no obstante, continúa como espacio de reconocimiento, de autoconocimiento y de relación con pares y adultxs. En este contexto, la experiencia educativa se ha caracterizado en los últimos años por su apertura a lxs jóvenes de distintas clases sociales —a partir de la reforma educativa de 2006 con la Ley de Educación Nacional que proclama la obligatoriedad—, y también una apertura a la discontinuidad en la medida que los caminos y recorridos que realizan lxs jóvenes suelen ser particulares. Pensar estos recorridos de manera lineal hace que perdamos de vista a un gran grupo de jóvenes que transitan la escuela secundaria de manera discontinua. En este sentido, cobran relevancia los aportes de Bracchi y Gabbai (2013) cuando recuperan la perspectiva de «trayectorias educativas», la cual “permite considerar y reconocer todos aquellos ámbitos formativos por los cuales se van constituyendo las biografías y los recorridos de los estudiantes” (33).

En concordancia con esta idea, no solo hablamos de juventud sino de «juventudes», dejando de lado la idea de una etapa etaria, estática que todxs atravesamos, sino que hacemos referencia a los diferentes modos de transitarla en la medida que están ligadas a los contextos socioeconómicos, políticos y culturales. Para Margulis y Urresti

Los jóvenes de sectores medios y altos tienen, generalmente, oportunidad de estudiar, de postergar su ingreso a las responsabilidades de la vida adulta: se casan y tienen hijos más tardíamente, gozan de un período de menor exigencia, de un contexto social protector que hace posible la emisión, durante períodos más amplios, de los signos sociales de lo que generalmente se llama juventud (2011, 12).          

Claramente, los modos de concebir la juventud nos llevan a pensar en lxs jóvenes no juveniles como aquellxs que por pertenecer a sectores sociales vulnerados “no gozan de la moratoria social y no portan los signos que caracterizan hegemónicamente a la juventud” (Margulis y Urresti 2011, 17). Y precisamente, estxs jóvenes se constituyen en «peligrosxs» para la mirada adultocéntrica fundada en los discursos presentados en los medios de comunicación. En este sentido, “Resulta urgente ‘deconstruir’ el discurso que ha estigmatizado a los jóvenes, a los empobrecidos principalmente, como los responsables del deterioro y la violencia” (Reguillo Cruz 2000, 46). La mirada de lxs otrxs nos constituye como seres sociales y también forma parte de la constitución de la propia identidad y aquí la escuela juega un rol sumamente importante. Teniendo en cuenta los procesos de subjetivación presentes en lxs jóvenes, la escuela es un espacio juvenil que trasciende la diversión “a través de sus prácticas y las conversaciones sobre ellas, los jóvenes también aprenden de sus experiencias en un amplio registro y forman sus identidades” (Weiss 2012,135), de este modo, la escuela es entendida como un punto de encuentro, de referencia, de contacto entre pares rompiendo las concepciones que hablan de un adentro y un afuera. Esta manera de entender al espacio escolar interpela las fronteras, los límites, incluso de las culturas y saberes que allí interactúan, “al platicar con sus pares, da cuenta de las vivencias que tiene en otros ámbitos como el familiar o el de trabajo; así la conversación se convierte en un vehículo para la interconexión de distintos ámbitos y prácticas” (Weiss 2012, 145).

 Así la escuela se destaca como espacio juvenil donde circulan diferentes saberes, emociones, charlas, conflictos y aprendizajes donde además interactúan distintas generaciones. Recuperamos el posicionamiento de Augé en tanto que “las generaciones se identifican sobre todo por la adscripción subjetiva de los actores por un sentimiento de ‘contemporaneidad’ expresada por recuerdos en común” (1987, 33 apud Feixa 1999, 88), entendida también en consonancia con Lewkowicz “una generación se configura cuando se tienen problemas en común que se expresan en una experiencia alteradora, y, en ese sentido, las generaciones se caracterizan, también, por sus movimientos de ruptura (2004 apud Vommaro 2016, 434). En este contexto, en las escuelas conviven distintas generaciones y, en este sentido, la mirada adultocéntrica cuestiona los modos de encuentro de lxs jóvenes ya sea por nostalgia o por incomprensión estableciendo juicios de valor.

Pablo Vommaro señala los distintos modos de participación política de lxs jóvenes quienes en muchos casos, desde lxs adultxs, son catalogadxs como «despolitizadxs» o «desinteresadxs»,

(…) el aparente desinterés o apatía no tienen por qué traducirse en la idea de que las nuevas generaciones no valoran las cuestiones públicas o, en otras palabras, que se trata de generaciones despolitizadas. Por el contrario, podrían permitirnos dar cuenta del modo en que se produce el alejamiento de los jóvenes de las instituciones y prácticas de la política, entendida solo en términos representativos e institucionales (Vommaro 2016, 436).

Lxs jóvenes asumen sus propios modos de vincularse, de luchar, de encontrarse y será parte de sus contextos aquello que compartan. Cada generación se caracteriza por sus códigos y por aquellos problemas históricos que los agrupan. Precisamente, los modos de participación política de esta generación no necesariamente coinciden con los de las anteriores. Por ejemplo, si bien desde el 2013 se impulsa la creación y funcionamiento de los «centros de estudiantes» con la ley N°26.877, la participación política juvenil no se circunscribe solo a ellos, sino que adquiere nuevas formas de manifestación y de organización que difieren a los modos de organizaciones de generaciones precedentes. Según Rossana Reguillo Cruz

Asumir que los jóvenes se agrupan o debieran agruparse y organizarse alrededor de principios racionales inscritos en la lógica de determinadas prácticas políticas, es cada vez menos un principio operante. Al deterioro de las instituciones y formas de la política "clásica", la respuesta, por la vía de la acción colectiva juvenil, ha sido la de formación de asociaciones de distinta índole que cristalizan intereses parciales de alcance limitado (Reguillo Cruz 2000, 72).

 

 

Metodología

Utilizamos una metodología de la investigación participativa vinculada a situaciones presentes en la cotidianeidad de escuelas públicas de Argentina. La tarea docente en escuelas secundarias, permite el desafío de investigar desde un lugar de privilegio, en el que como investigadora estamos implicadas. Es así que partimos de los aportes de Teresa Sirvent: “El objetivo de la Investigación  Participativa es transformar el tradicional objeto de investigación en sujeto reflexivo  propio, generando un estilo de trabajo que permita una participación real en la investigación de todas las personas implicadas” (Sirvent 2014, 7).

En este sentido trabajamos a partir de experiencias realizadas en una escuela secundaria de la ciudad de Bahía Blanca —considerada periférica— cuya comunidad presenta características identitarias de pertenencia a barrio periférico, muchas veces estigmatizado por los medios de comunicación. Las experiencias que sostienen la investigación son realizadas en un espacio áulico de sexto año a lo largo del año 2021. Allí fueron abordadas temáticas referidas a sus grupos de pares y la construcción de la propia identidad. Tiempos de descubrimientos, de búsquedas, de autoconocimiento y también de apertura a la novedad, de desafíos a la mirada adulta.

Estxs jóvenes convergen en una escuela muy homogénea en cuanto a niveles socioeconómicos, capitales culturales; una escuela en que confluyen jóvenes que retoman la escolaridad con una trayectoria educativa discontinua y jóvenes que han desarrollado toda su trayectoria educativa en las instituciones de distintos niveles del barrio, a saber: educación inicial, primaria y secundaria. El interrogante central será «¿quiénes son lxs jóvenes que asisten a la escuela secundaria?» que se desglosará del siguiente modo: ¿Qué aspectos comparten entre sí en tanto condición juvenil (en palabras de Reguillo Cruz)? ¿Cuáles son los modos de congregarse, de reunirse, de encontrarse? ¿Qué lugar ocupan las nuevas tecnologías?

La investigación se organizó en torno a los interrogantes de manera subsidiaria: el primero abordó la condición juvenil y sus resonancias en lxs adultxs; el segundo cuáles son los modos de participar políticamente y el tercero, se centró en el rol de las nuevas tecnologías en la vida de lxs jóvenes. Para efecto de la presentación de este avance, el orden ha cambiado con el propósito de ajustar la información a las secciones de la revista.

 

Hallazgos

La participación juvenil en las instituciones fue adquiriendo diversas formas, y como señalamos anteriormente, los marcos políticos normativos han favorecido o no dicha participación, no obstante, dicha participación no puede reducirse a ellxs. No solo se da en los centros de estudiantes, sino también en marchas, plazas, acciones solidarias, fábricas recuperadas, organizaciones sociales entre otros espacios. “A través de estos hechos las y los jóvenes se apropian del espacio de lo público, que pueden ser sus escuelas, pero también las plazas y calles” (Nuñez Litichever 2015, 76). No obstante, hay diferentes modos de «poner el cuerpo», por ejemplo, desde las medidas de ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) y DISPO (Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio), por la pandemia Covid19, se han establecido nuevos modos de visibilizar las luchas y posicionamientos.

Ahora bien, en este «poner el cuerpo» a las luchas las nuevas tecnologías desempeñan un rol fundamental ya que lxs jóvenes de la actualidad mantienen una relación de empatía tecnológica “que va de la enorme capacidad de absorción de información vía televisión o videojuegos computarizados a la facilidad para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informáticas” (Barbero 2008, 74) y continúa “Las nuevas generaciones saben leer pero su lectura se halla reconfigurada por la pluralidad de textos y escrituras que hoy circulan”(ídem). En este contexto, los modos de reconfigurar la experiencia y la configuración de la propia identidad estarán atravesadas por las nuevas tecnologías en tanto que imponen nuevos modos de pensar, de aprender, de comunicarse, entre otros. Es así que estamos en presencia de lo que Feixa Fernández (2016) y Planells llamarán la «generación hashtag» como aquella que transcurre entre 2000 y 2015 y que se caracteriza por ejemplo, por una concepción diferente del tiempo,

A diferencia de otros ámbitos, las informaciones que circulan por las redes sociales no se expanden de forma secuencial (multiplicándose de manera lenta y progresiva) sino de forma viral (multiplicándose de forma exponencial, de manera rápida y en oleadas, como los virus epidémicos y los cibernéticos) (Feixa Fernandez y Planells 2016, 115)

Es oportuno destacar que no se trata de demonizar ni de sacralizar a las nuevas tecnologías, sino de asumir que son parte de los tiempos que corren y que tienen incidencias en la vida de todxs. En este sentido, también es un factor que genera exclusión en la medida que genera diferencias, por ejemplo, respecto de los modos de accesibilidad o no, tipos de dispositivos, cantidad de estos. Las diferencias las hemos encontrado más expuestas a partir de los contextos que nos ha impuesto la pandemia. Lxs jóvenes de clases sociales más vulnerables no han tenido la continuidad pedagógica del mismo modo que quienes podían acceder a internet y con un dispositivo personal. Así Mariana Maggio se pregunta en Educación y pandemia¿por qué no encienden las cámaras?” (Maggio 2021, 54), por nuestra parte podríamos agregar otras preguntas relacionadas y vinculadas a lxs jóvenes: ¿quiénes tienen cámaras?, ¿pueden decidir mostrarse o no?, ¿qué simboliza/representa la cámara apagada?, ¿a qué lxs enfrenta la cámara encendida? En los sectores más desfavorecidos, como el caso de esta escuela, no hubo oportunidad de realizar contactos sincrónicos con lxs estudiantes debido a que en su mayoría no disponían de posibilidades de conexión, de tiempo y espacio para realizar dichos encuentros. Las situaciones eran muy variables, desde tareas de cuidado en el hogar hasta trabajos llevados a cabo en el mismo horario de presencialidad debido a la situación económica apremiante. De este modo, compartir sus vivencias a través de relatos orales y escritos a lo largo del año, han permitido que la investigación sea parte de su habitar el espacio. Sus voces no solo cobraron reconocimiento, sino que fueron la parte fundamental para reformular puntos de partida, tomar decisiones metodológicas en el proceso y posibilitar la pregunta y repregunta constante.

 

Discusión

A lo largo del trabajo hemos intentado abordar quiénes son lxs jóvenes con lxs que interactuamos en la escuela. Muchas veces por el simple hecho de cruzarlxs creemos estar “actualizadxs” respecto de sus gustos, intereses, códigos, y en tanto adultxs, realizamos juicios de valor respecto de cómo actúan, cómo deberían hacerlo, qué deberían sentir, e inevitablemente, tendemos a situar a nuestra juventud como parámetro.

En este sentido entablamos un diálogo con la categoría de condición juvenil, señalando de este modo que la entendemos de manera dinámica y en estrecho vínculo con los contextos sociales, económicos y culturales. Así hemos recorrido las distintas posibilidades que se “abren” a partir de la noción de moratoria social, todo ello potencializando el carácter heterogéneo de concebir a la juventud.

Por otro lado, hemos reflexionado sobre los modos de participación política de lxs jóvenes entendiendo a la escuela como un espacio de participación juvenil, y de este modo, abordamos cuáles son los modos que lxs jóvenes eligen para participar y de expresar su compromiso con las cuestiones sociales que lxs apremian. Para ello recuperamos la noción de generación, para reflexionar sobre los modos con los que lxs adultxs “juzgamos” a lxs jóvenes como “despolitizadxs” o “desinteresadxs” (¿respecto de nuestra propia experiencia como adultxs?).

Finalmente, presentamos el peso de las nuevas tecnologías no sólo en la constitución de la identidad sino también de la participación juvenil. Lxs adultxs, en tanto inmigrantes digitales, como diría Prensky, a partir de la pandemia mundial, debimos repensar nuestras prácticas como docentes, asumiendo el desafío de la virtualidad. En este contexto, el vínculo con lxs jóvenes en un espacio que no es el escolar pero que es un vínculo pedagógico y enmarcado en una dimensión institucional, nos obliga a capacitarnos como docentes, pero sobre todo a comprender quiénes son lxs jóvenes con lxs que trabajamos. Desde sus diferentes realidades socioeconómicas, reflejadas ahora también en las posibilidades de accesibilidad a internet, la mirada adultocéntrica sigue juzgando a lxs jóvenes, por ejemplo, si se conectan o no, si responden o no a las vías de comunicación, si apagan las cámaras -desconociendo quizás sus motivos-, si no participan con micrófono, etc. Por otro lado, el regreso paulatino y alternado a la presencialidad en las escuelas, reconfiguró los modos de interactuar entre ellxs y con lxs docentes. Así, en el camino han quedado varixs jóvenes, que ¿decidieron? que la escuela no era ya una alternativa en este momento, ya que se vieron apremiados por la situación socioeconómica de sus familias, postergando así la finalización de sus estudios escolares. En este sentido, quizás cobrarán más relevancia las experiencias educativas como las que presenta Nóbile respecto de las escuelas de riesgo

La escolarización en las ER se caracteriza por una estrategia de personalización de los vínculos promovida por los equipos directivos, que conlleva un fuerte acompañamiento y una mirada atenta de los docentes hacia los estudiantes basada en la confianza y en un trato respetuoso, lo cual genera una experiencia emocional gratificante (Nóbile 2014, 71).

Estas experiencias nos interpelan como docentes en nuestro rol y especialmente en la mirada con la que construimos un vínculo con lxs jóvenes, intentando conocerlxs desde sus singularidades y respetando sus modos de constituirse como sujetxs. En esta tarea, la escuela sigue siendo un espacio de encuentro, aunque no el único, y en ese sentido el desafío es construir un espacio educativo que asuma las características de los contextos y tiempos actuales. Es por ello por lo que esta presentación constituye los primeros pasos de un proceso que seguirá nutriéndose con los aportes de todxs lxs que participamos en esta investigación, los primeros pasos de un camino que se inicia en 2020 y continúa en la actualidad.

  

 

 

Referencias

Barbero, Jesús. 2008. “Reconfiguraciones de la comunicación entre escuela y sociedad”. En Nuevos temas en la agenda de política educativa, editado por Emilio Tenti Fanfani.  Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Brachi, Claudia e Inés Gabbai. 2013. “Subjetividades juveniles y trayectorias educativas: tensiones y desafíos para la escuela secundaria en clave de derecho”. En Culturas estudiantiles. Sociología de los vínculos en la escuela, editado por Carina Kaplan. Buenos Aires: Miño y Dávila.

Feixa, Carles, Ariadna Fernández-Planells y Mónica Figueras-Maz. 2016. “Generación Hashtag. Los movimientos juveniles en la era de la web social”. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud 14, n.o 1. https://www.redalyc.org/pdf/773/77344439006.pdf

Feixa, Carles. 1999. “De jóvenes, bandas y tribus. Antropología de la Juventud”. En De culturas, subculturas y estilos. Barcelona: Ariel.

Maggio, Mariana, 2021. Educación en pandemia. Guía de supervivencia para docentes y familias.  Buenos Aires: Paidós Educación.

Margulis, Mario y Marcelo Urresti. 2011. “La juventud es más que una palabra”. En La Juventud es más que una palabra: ensayos sobre cultura y juventud, editado  por   Mario Margulis. Buenos Aires: Editorial Biblos.

Nobile, Mariana. 2014. “Emociones, agencia y experiencia escolar: el papel de los vínculos en los procesos de inclusión escolar en el nivel secundario”. Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad - RELACES 6, n.o 14.  

Nuñez, Pedro y Lucía Litichever. 2015. Radiografías de la experiencia escolar, Ser joven(es) en la escuela. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO – Grupo Editor Universitario.

Reguillo Cruz, Roxana, 2000. Emergencia de culturas juveniles: estrategias del desencanto. Barcelona: Grupo Editorial Norma.

Sirvent María Teresa y Luis Rigal. 2014. “Investigación Acción Participativa. Un desafío de nuestros tiempos para la construcción de una sociedad democrática “. VI Congreso de Investigación Cualitativa en Ciencias Sociales. I Post Congreso ICQI (International Congress of Qualitative Inquiry) Córdoba, 2 y 3 de octubre.

Vommaro, Pablo. 2016. “Prácticas, subjetivaciones y politizaciones: Las dinámicas de movilización juvenil en la América Latina Actual. En El sistema es antinosotros. Culturas Movimientos y resistencias juveniles, editado por José Manuel Valenzuela Arce. México: Gedisa; UAM; El Colegio de la Frontera Norte.

Weiss, Eduardo. 2012. “Los estudiantes como jóvenes. El proceso de subjetivación”. Perfiles Educativos XXXIV, n.o 135.